Cuenta
la leyenda que a cada enemigo que se acercara a su castillo, le mataba,
le clavaba en una lanza muy afilada y lo ponía en la entrada para que
otros que se atrevieran a acercarse tuvieran miedo e idea de lo que les
podía pasar...
Su famoso castillo, que no era negro ni tenebroso.
Señor
de Rumanía cuyo nombre es Vlad Tepes, que mata a personas ricas
para darles
comida a personas pobres. Para ser mas claros hablamos
de muy el conocido Conde Drácula (Vlad Dracul)
para darles
comida a personas pobres. Para ser mas claros hablamos
de muy el conocido Conde Drácula (Vlad Dracul)
.
Había diferentes lanzas, de distinto tamaño y significación.
Normalmente
los ejecutados eran la gente rica o mejor dicho ’’Varones’’ que robaban
a la gente pobre hasta de lo poco que tenía. El tamaño de la lanza en
donde les clavaban dependía de lo rico que fuera, es decir, si el varón
no tenía tanta riqueza la lanza era pequeña y si el varón era
exageradamente rico la lanza era exageradamente de grande para que todo
el mundo lo viera y que tomara ejemplo de lo que podría pasarle, pese a
todas sus riquezas.
Vlad Tepes
(Vlad Tepes o Drácula; Schässburg, c. 1428 -
cerca de Bucarest, 1476) Noble rumano, paradigma de las más terribles
atrocidades, de cuyo nombre se sirvió el escritor irlandés Bram Stoker para la creación del protagonista de Drácula
(1897), novela que dio forma definitiva al mito del vampiro. Príncipe
de Valaquia, reinó entre 1456 y 1462 como Vlad III, aunque es más
conocido como Vlad Tepes (que significa Vlad el Empalador) o como Vlad
Drácula (Vlad, hijo de Dracul). El epíteto "Dracul" (en rumano moderno,
"el Diablo") es para algunos el apodo que los súbditos habían dado a su
padre, también célebre por su crueldad, mientras otros estudiosos lo
traducen como "el Dragón", y lo consideran un título honorífco adoptado
por su padre tras ingresar en la Orden del Dragón.
Nacido en Schässburg, cerca de Valaquia, antiguo
principado danubiano situado en los Cárpatos, Vlad Tepes fue uno de los
tres hijos legítimos de Vlad Dracul, príncipe de Valaquia y miembro de
la Orden del Dragón. Esta orden, en la cual ingresó Vlad por concesión
de Segismundo de Luxemburgo en el año 1431, tenía como emblema una
serpiente alada, símbolo del diablo en la cultura folclórica rumana, y
en sus filas se encontraba una larga estirpe de fieros guerreros.
Vlad Tepes vivió una infancia traumática, hecho
que sin duda resultó determinante a la hora de conformar su sádica
personalidad. A la temprana edad de trece años fue entregado como rehén a
los turcos por su propio padre. Durante su cautiverio, el joven Vlad
fue adiestrado en las artes de la guerra, pero tras la muerte de su
padre desertó de las filas turcas y reunió su propio ejército. En 1456
vio cumplido su sueño al convertirse en príncipe de Valaquia.
Fue entonces cuando empezó a forjarse la leyenda
sobre el sadismo de Vlad Tepes, a quien se atribuyen más de cien mil
muertes entre 1456 y 1462, período de su reinado. Los detalles que han
trascendido a través de documentos y grabados de la época ponen de
manifiesto la falta de escrúpulos con la que Vlad Tepes ejecutaba a sus
enemigos. Así, era generalizada la práctica del empalamiento,
consistente en ensartar los cuerpos moribundos de los opositores al
príncipe en altas estacas de madera. También se practicaban la
incineración y el desollamiento de los prisioneros, torturas todas ellas
con las que el príncipe parecía disfrutar sobremanera.
La brutal ofensiva turca llevada a cabo en 1462
contra los disidentes de Valaquia obligó a Vlad Tepes a huir a Hungría.
Una vez allí pidió asilo al rey húngaro, quien, lejos de atender sus
peticiones, lo encarceló durante doce años, alegando falsas acusaciones.
Pero ni siquiera durante su cautiverio logró Vlad Tepes reprimir sus
impulsos sádicos, y al parecer sobornaba a menudo a sus carceleros para
conseguir aves a las que desplumaba sin piedad. La fortuna volvió a
sonreírle en 1475, cuando el rey de Hungría puso a su disposición un
ejército a fin de recuperar para su reino el territorio de Valaquia. Un
año más tarde, en noviembre de 1476, Vlad Tepes volvía a hacerse con el
control del principado. Sin embargo, apenas unas semanas después, cayó
en una emboscada de los turcos, que lo asesinaron y exhibieron su cabeza
en Estambul.
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